En el catolicismo, hay muchas oraciones que los fieles creyentes suelen realizar como devoción, y uno de ellos es el rosario guadalupano; éste está conformado por varias oraciones, que las personas deberán rezar como agradecimiento por todo lo recibido.
¿Cuál es el rosario guadalupano?
El rosario guadalupano es uno de los más importantes para los creyentes de América Latina, ya que en él, no solamente se siguen los rezos tradicionales del rosario, sino que además se rinde devoción a Nuestra Señora de Guadalupe.
Para rezar este rosario se debe comenzar haciendo la señal de la cruz, y posteriormente recitar el Credo, un Padre Nuestro y tres Ave María; para luego dar inicio a los misterios de Cristo y las apariciones de la Virgen María.
Primer misterio
El primerio misterio ocurre cuando la Virgen de Guadalupe se le aparece a Juan Diego.
“Sabe y ten entendido, tú, el más pequeño de mis hijos, que soy yo la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive; del Creador, en quien está todo; y es Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy su piadosa Madre”.
Mientras se reflexiona sobre este misterio, hay que pedir por todos aquellos que no conocen aún a la Virgen; y, para ello, se debe rezar un Padre Nuestro, diez Ave María, un Gloria y una oración de Fátima.
Para quienes no conozcan la oración de Fátima, es la siguiente:
“Oh Jesús mío, perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente las más necesitadas de tu misericordia”.
Segundo misterio
El segundo misterio es aquel en el cual Juan Diego le muestra la humildad que hay en su corazón.
“Te ruego encarecidamente, Señora y niña mía, que alguno de los principales, conocido, respetado y estimado, le encargues que lleve tu mensaje para que le crean, porque yo soy un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda.”
Durante esta oración se le debe pedir a la Virgen que nos ayude a darnos cuenta de la importancia que tiene la humildad y la sencillez; para que posteriormente, la podamos poner en práctica. Se debe rezar un Padre Nuestro, diez Ave María, un Gloria y hacer una oración de Fátima.
Tercer misterio
En el tercer misterio, la Virgen Guadalupe escogió a Juan Diego por su sencillez y no por su sabiduría.
“Oye hijo mío, el más pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y mensajeros a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad, pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites y ayudes y con tu mediación, que se haga mi voluntad”.
Durante esta oración hay que pedir ayuda para que podamos transmitir la palabra de Dios a los demás; junto a ello, debemos rezar un Padre Nuestro, diez Ave María, un Gloria y la oración a Fátima.
Cuarto misterio
El cuarto misterio se da cuando ocurre el milagro de la sanación de Juan Bernardino.
“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige; no se turbe tu corazón; no temas a esa enfermedad ni alguna otra angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa, no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella. Está seguro de que ya sanó”.
Debemos pedir por la salud, y entender la importancia que tiene el estar acompañando a otros durante el dolor y la enfermedad. Luego de culminar con la reflexión, se debe rezar un Padre Nuestro, diez Ave María y la oración de Gloria.
Quinto misterio
Es aquel en donde María nos demuestra su ternura, amor y protección.
“Juan Diego trajo a la Señora del Cielo las diferentes rosas que fue a cortar; las que, así como las vio, cogió con sus manos y otra vez se las echó en el regazo diciendo: “Hijo mío, el más pequeño, esta diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo, le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador, muy digno de confianza.”
Esta reflexión nos ayuda a entender la importancia de saber escuchar y ayudar a nuestros hermanos. Debemos rezar un Padre Nuestro, diez Ave María, un Gloria, una Oración a Fátima y un Salve.