Las laudes forman parte de los rezos de la liturgia de las horas; por ello, es necesario conocer realmente qué son los laudes, su origen y diversos elementos que nos ayudarán a comprender más sobre estos rezos.
¿Qué son los laudes?
Los laudes forman parte de las horas canónicas, es una de las tantas oraciones que se llevan a cabo en la liturgia de las horas, y son utilizadas para alabar a Dios.
A pesar de que todas las oraciones tienen la finalidad de alabar a Dios, en el caso particular de las laudes, son esa serie de oraciones que se llevan a cabo en las primeras horas de la mañana. Su principal funcionalidad además de alabar a Dios, es bendecir el nuevo día que se avecina.
Es además, la forma en la que las personas pueden ofrecerle a Dios el día, indicando que todos los actos se harán en nombre de él «¡todo por Ti y para Ti, para tu gloria, Señor!».
¿Cómo rezar las laudes?
Las laudes comienzan inicialmente con la invocación a Dios, la cual se realiza así: «Dios mío, ven en mi auxilio». En esta iniciación, le pedimos a Dios las fuerzas necesarias y el ánimo para lograr rezar con verdadera devoción y fe.
Luego viene un himno, el cual suele estar referido a la hora del día, una nueva jornada, o a un evento litúrgico.
Posteriormente tendremos que rezar un primer salmo. A quienes recién comienzan en este mundo puede que se les dificulte; sin embargo, a medida que transcurre el tiempo, se va tomando experiencia en ello.
Es necesario pensar, entender y sentir cada salmo rezado. Esto nos hará darle un sentido más profundo a nuestra oración.
Luego, debemos rezar un cántico del Antiguo Testamento. Posteriormente un salmo de alabanza y luego una lectura; bien sea del Antiguo o del Nuevo Testamento.
Es importante meditar cada salmo y cada oración que hagamos, ya que esto nos hará realizarlo con mayor devoción y fe; obteniendo mejores resultados.
Luego vamos a rezar el cántico evangélico: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel…” Cuando rezamos, estamos confiando en la salvación de Dios, y renovamos la fe que tenemos hacia él.
Posteriormente con las preces, le ofrecemos a Dios nuestros actos, le ofrecemos buenas obras para mejorar nuestra fe y el mundo. Posteriormente, cerramos las preces con un padrenuestro. Y es que el padrenuestro suele rezarse tres veces al día, con las laudes, vísperas y eucaristía.
Luego, para cerrar, rezamos una oración final de cierre, la cual hará referencia al nuevo día que está por comenzar y el ofrecimiento al Señor de nuestras obras. A su vez, es un agradecimiento por poder presenciar un nuevo día.
Cabe destacar que los laudes son unos rezos que debemos realizar todas las mañanas, para agradecerle a Dios y venerarlo. No solamente son rezos exclusivos para religiosos; todas las personas podemos orar y llevar a cabo la liturgia de las oras, con todos los rezos que esto conlleva.
Rezar es hablar con Dios, agradecerle y ofrecerle los buenos actos. No debe ser algo que se pase por alto.